viernes, 19 de octubre de 2007


Crítico de cine Jonathan Rosenbaum de visita en Chile:

"Adoro la piratería"

Por: Felipe Vásquez / emol.com

VALDIVIA.- Sus amplios anteojos lo delatan: ha pasado muchas horas de su vida frente a una pantalla. Y al crítico estadounidense Jonathan Rosenbaum no sólo se le nota en su apariencia su cinefilia, sino también en cada una de las palabras que emite con vigor en contra de la industria y en defensa de la pureza artística del cine.Rosenbaum, destacado crítico del Chicago Reader y uno de los mayores expertos en la obra de Orson Welles, ha participado en el Festival Internacional de Cine de Valdivia como jurado, dejando además su huella como uno de los iconos del periodismo cinematográfico norteamericano, que busca ampliar las fronteras cinematográficas de las audiencias.Así lo afirma con vehemencia en su libro “Las guerras del cine”, texto en el cual acusa a la industria del cine estadounidense de limitar las opciones del público. El frontal Rosenbaum se sentó a conversar con Emol para profundizar sobre sus teorías y actualizarlas a través del impacto del DVD e Internet en las comunidades cinéfilas.Una de sus mayores batallas está escrita en su libro “Las guerras del cine” (“Movie Wars”).
¿Por qué afirma que la audiencia no es culpable de lo que ve?
“Primero, porque la audiencia sólo podría ser culpable si estuviese escogiendo. Si las posibilidades son tan limitadas, entre dos o tres películas que son muy caras, eso no es una elección real. No pueden ser culpados por elegir la pésima película de Hollywood A, por sobre la pésima película de Hollywood B. No están escogiendo ninguna por sobre algún interesante film artístico, porque nunca han escuchado de este film artístico. Creo que es muy aburrido ver cuánta gente va a ver las películas y no creo que sea significante, porque está determinado por cuántas copias estrenó una película, por su cantidad de publicidad y sólo un pequeño trozo de todo eso es lo que le gusta a la gente o no”.Su libro salió publicado hace algunos años y desde entonces el formato DVD ha ganado mucho terreno.
¿Cómo ve el impacto de los DVD en sus teorías?
“Me ha dejado mucho más optimista, en términos de las alternativas de la audiencia y en términos de lo que yo llamo la cultura del cine, la comunidad de cinéfilos. El problema es que tienen tantas cosas a las que pueden acceder, que tienen que tener suficiente información para saber qué seleccionar y cómo buscar. Siento que, principalmente a través de Internet, hay jóvenes cinéfilos veinteañeros que ya saben más de la historia y el arte del cine de lo que yo sabía en mis treintas”.
Pero Internet acarrea también un sensible tema, de la descarga de películas, no necesariamente para lucrar, sino para saciar esa cinefilia.
“¿Te refieres a la piratería?”.Sí.“¡Adoro la piratería! Creo que el sistema, tal como existe y así como todos los sistemas económicos, ha sido impuesto. Han sido muy injustos, con inequidad, no dan a las personas libertad, restringen sus opciones y entonces esta es una forma de reparar ese balance. La gente que tiene los catálogos en los estudios, tienen grandes filmes que nunca editan, porque ni siquiera saben su valor e importancia. Así que la gente que está robando estas películas y las pone gratis o las vende por Internet, están en realidad educando y diciendo: esto es importante, la gente quiere ver esto. ¡Así que (los estudios) deberían estar pagándole un sueldo por venderlos!".
¿Qué cree que puede hacer la audiencia para revertir esta limitación?
“Educarse a sí misma. Y educarse como pueda y en la dirección que quiera, porque hay muchas maneras de educarse. Es descubrir y perseguir el gusto propio. Creo que es algo que ya sucede, pero la gente se torna más aventurera y más informada cuando lo hacen”.
Usted ha dicho también que no es que las películas de hoy sean peores a las de antes, simplemente que a las buenas no es fácil acceder.
“No sé si los filmes de ahora sean peores. Quizás lo sean, porque creo que la gente que hoy hace películas no le gusta el cine. Y creo que lo que uno podría decir de los días de los grandes estudios, aunque hiciesen películas malas, había gente que amaba el cine. Y la gente que hoy conduce los estudios no sabe de cine y no le gusta. Y además se han dado cuenta de que pueden sacar dinero de las películas, incluso si al público le gustan o no. El motor económico no es bueno para hacer películas”.
Así que usted siente cierto grado de nostalgia.
“Siento personalmente nostalgia. Mi familia tenía una cadena de cines cuando era niño y era el principal medio. Además, había toda una reunión social al ir al cine, así que eran eventos comunitarios. Ahora con el targeting: este film es para este grupo, este filme es para este otro grupo, es casi imposible concebir a toda una sociedad yendo a una película en particular. Creo que es una práctica social totalmente distinta. Entonces lo importante no es sólo encontrar las películas que quiero ver, sino que encontrar a la otra gente que quiere ver las mismas películas para verlas juntos”.La historia del cine ha sido testigo de diversos movimientos en el cine.
¿Percibe en la actualidad algún movimiento?
“Es muy pronto para saber. En términos de nuevos movimientos, siento que en algunos viajes que he hecho a Argentina, se ha hablado de la ‘Nueva ola argentina”. Eso tiene algo que ver con una conciencia política que requiere una nueva conciencia estética. Así lo describiría. Quizás pueda existir algo así en el cine chileno y en otras partes, pero creo que éstas son las películas de las que los extranjeros no enteramos últimos, a no ser que haya mucha publicidad internacional o incluso publicidad underground de los cinéfilos”.
¿Siente que es algo global?
“Sí, claro. Lo he sentido en mi experiencia por la forma en que la gente me escribe. Por supuesto que está limitado por las barreras del lenguaje, a través de e-mails y otras formas. Puedo leer francés, pero mi español no es tan bueno, así que en realidad no me puedo mantener al día con lo que está sucediendo. Pero tengo un amigo que es crítico de cine español que me envía películas en sus correos electrónicos todas las semanas. Esto es una nueva forma algo radical de asimilar la cultura cinematográfica y por supuesto puede involucrar la piratería y cosas por el estilo. Pero el punto es que esta es una forma de reunir información sobre nuevas tendencias cinematográficas, algo que no existía antes”.

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