jueves, 31 de enero de 2008

Denuncian que la campaña gastará más de 100 millones de dólares en publicidad
Bono y Bill Gates proponen salvar vidas vendiendo ordenadores


Carlos Martínez
Rebelión

El pasado miércoles, Bill Gates y Bono presentaron una computadora para su campaña solidaria “Product Red”. Bill Gates es el segundo hombre más rico del mundo según la revista Forbes, fundador de Microsoft, ha incorporado a esta multinacional para que, conjuntamente con el fabricante de hadware Dell, comercialice una computadora de cuyo precio se donará hasta 80 dólares por cada una de las máquinas vendidas para financiar medicamentos contra el sida en Africa. Los productos que se ofertarán serán el ordenador de sobremesa1 XPS One que tiene un precio de 899 € y dos portátiles XPS M13 30 y M1530 con un precio de 799 €, en todos se trata de un precio con una configuración básica y sin incluir impuestos indirectos ni gastos de transporte.

El programa "Red", ha sido fundado por Bobby Shriver y el cantante del grupo musical irlandés U2, Bono. Además de cantante, Bono demuestra ser una persona con "inquietudes": ha sido aspirante a ocupar el cargo de director del Banco Mundial y es el encargado de “diseñar” los productos de la campaña, en este caso los ordenadores tendrán una carcasa roja y la interfaz de Windows incluirá fondo y barras laterales en rojo. "Mi trabajo es poner algo de poesía en la máquina, poner algo de gracia", declaró Bono sin mostrar sonrojo alguno.

El cantante también ha "diseñado" productos de marca con empresas como Motorola, Apple y Gap. Las firmas donan después una parte de los beneficios por la venta de esos artículos para la producción de antirretrovirales. Desde su fundación en 2006, la campaña ha recaudado 53 millones de dólares para el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria. Bono, que espera superar esa cifra sólo en 2008, indicó que la organización había perdido algunos socios potenciales después de que un artículo crítico en la revista Advertising Age cuestionara la efectividad de la campaña. Este artículo2 denunciaba que, de los fondos recaudados por la campaña “Product Red”, los primeros 100 millones de dólares ingresados irían a pagar los gastos de publicidad de los productos y sus fabricantes, el resto (17 millones según Advertising Age) iría al Fondo Mundial.

Los socios de Bono han justificado estas cifras, Julie Cordua, vicepresidente de marketing de Red de Motorola, declaró sobre la campaña que esta "No es un acto de caridad por la que se hace una única donación. La campaña debe ser un buen negocio para para la compañía, de esta forma se seguira ingresando el dinero en el Fondo Mundial durante mucho tiempo."

En el acto de presentación de los ordenadores, el presidente de Microsoft Bill Gates defendió la campaña diciendo que había salvado vidas que de otra forma se hubieran perdido. "Supongo que puedes criticar incluso las actividades que salvan las vidas. No sé cómo, pero si alguien tiene una idea mejor que (Red) para salvar más vidas, somos todo oídos", dijo Gates en una entrevista. "Lo pongo en la categoría de uso creativo del capitalismo", añadió.


La multinacional de Gates, Microsoft, es acusada en diferentes ámbitos de monopio y de abuso de situación dominante, por ello ha sido multada en la Unión Europea, ha tenido que pagar multimillonarias indemnizaciones a empresas competidoras, pero quizás la actuación menos ética de la empresa del Sr. Gates se realizó, precisamente, en África para frenar la instalación de software libre en Nigeria3.

Es harto improbable que Bill Gates lea este artículo de una humilde y alternativa publicación digital, pero somos multitud los que tenemos muchas y mejores ideas que la de vender un ordenador o una camiseta roja para salvar vidas en África. Por ejemplo, usted ya ha ganado tanto dinero que hasta sus bisnietos vivirán de rentas ¿Por qué no libera a los países pobres del pago de los royalties de sus productos que monopolizan el mercado? ¿por qué los ciudadanos en lugar de comprar productos innecesarios donamos ese dinero directamente y sin intermediarios?

Desde luego la mejor solución para paliar el hambre y la pobreza pasa por la implantación de un orden económico justo pero como es posible que todavía tardaremos algún tiempo en lograrlo y que mientras tanto hay muchas personas en situación de pobreza extrema, lo que propongo es una solución de urgencia consistente en quien deba comprarse un ordenador lo adquiera sin software de microsoft, que instale software libre y el dinero que se ahorre que puede ir desde los 90 a 300 euros lo done en este enlace directamente al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria. Con ello no erradicaremos la pobreza en África pero será una ayuda mucho más efectiva que la patrocinada por Bono y Bill Gates.


marcarlosENgmail.com
http://www.carlosmartinez.info

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Notas:
1 El precio de estos ordenadores se puede comprobar en la siguiente dirección: http://www1.euro.dell.com/content/products/productdetails.aspx/xpsnb_m1530?c=es&l=es&s=dhs&cs=esdhs1

2 El artículo citado es de suscripción pero puede consultarse en la siguiente dirección (Inglés) http://www.atu2.com/news/article.src?ID=4578

3 Sobre el turbio asunto de Nigeria y Microsof se puede leer más en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=59014 y http://www.kriptopolis.org/microsoft-africa-no-necesita-software-libre

El albañil contra el broker

José Manuel Rambla
http://esteladodelparaiso.blogspot.com/

Las noticias sobre fraudes y engaños a los bancos siempre provocan una íntima sensación de cómplice alegría. La ensoñación de ver cumplidos todos los deseos, unida a la tranquilidad ética que produce el saber que quien roba a un ladrón tiene mil años de perdón , llevó en su día a media España a identificarse con las aventuras y desventuras de aquel carpetovetónico ladrón de furgones blindados que fue el Dioni.
En el extremo opuesto se encuentra hoy el caso de Jérôme Kerviel , el broker que con sus fraudes ha generado un agujero de 4.900 millones de euros al tercer banco de Francia. Este joven operador de las Société Générale se limitó a intentar ser un alumno aventajado en la selva de especulación financiera en que se ha convertido el capitalismo del siglo XXI. Por desgracia para él, sus errores de cálculo saltaron a la luz en pleno estallido de la burbuja económica, con una opinión pública ávida de poner un rostro a los causantes de su zozobra y unos consejos de administración encantados con la oportunidad de desviar responsabilidades.
Muy distinta es la historia de Lucio Urtubia el último gran atracador anarquista, heredero de una tradición asentada sobre los nombres de Buenaventura Durruti , Francisco Ascaso , o de quien fuera su iniciador en ese arte de lo que él prefiere denominar "expropiaciones" , Quico Sabaté . Tuve la oportunidad de compartir unas horas con Lucio hace unas semanas en Valencia, adonde este veterano luchador acudió para participar en unas jornadas libertarias. El encuentro fue en un espacio poco dado a las veleidades revolucionarias, uno de esos bares de una gran superficie comercial donde me fue narrando sus duros orígenes en Cascante, sus incursiones en el contrabando y sus robos durante el servicio militar que le obligaron a huir del país. Recordaba su llegada a Francia, aquellos días "entre ladrones y anarquistas" que cambiaron su vida: los círculos de exiliados ácratas donde no era extraño hallar a personalidades como la de Andrè Bretón y, sobre todo, su encuentro con Sabaté de quien heredaría una ametralladora Thompson, una navaja y su determinación.
Hombre de acción a la fuerza, que no duda en reconocer que en ocasiones se orinaba de miedo antes de un atraco, Lucio optó por derivar sus actuaciones hacia la falsificación. Su golpe más sonado sería la estafa con cheques de viaje falsos al City Bank, que a punto estuvieron de costarle la ruina al banco. Aunque su proyecto más ambicioso fue provocar la bancarrota de Estados Unidos inundando el mundo con dólares falsos fabricados en Cuba. Le propuso el plan a Rosa Simeón , la embajadora cubana en París por los años 60, e incluso llegó a debatirlo en la sede diplomática con el mismísimo Ernesto Che Guevara . Sin embargo, el mítico guerrillero terminó por desechar la idea porque, a juicio de Lucio, estaba demasiado apoltronado en el poder por aquellos años.
Lucio Urtubia –que jamás se benefició de ninguno de sus estafas y atracos y vivió toda su vida trabajando como albañil- relata su historia con naturalidad, pero con desconcierto a un tiempo. No se vanagloria de un pasado digno de película y que, efectivamente, los realizadores José María Goenaga y Aitor Arraegi han convertido en un documental nominado a los Goya. Sin embargo, no oculta cierto vértigo ante esas extrañas fuerzas que en ocasiones parecen reunirse en forma de destino para articular biografías insospechadas en algunas personas.
Lucio sigue viviendo en París de su pensión de albañil. Lejos quedan sus atracos, su ayuda a Albert Boadella durante su fuga tras La torna , sus planes para secuestrar al nazi Klaus Barbie , o sus apoyos a los Tupamaros y a los Panteras Negras. Ahora dedica su tiempo a gestionar el pequeño centro cultural anarquista que ha impulsado en la rue des Cascades . Allí enseña a quien quiera escucharle una idea que condensa todas sus convicciones y vivencias: "La riqueza la crean los pobres, la pobreza la generan los ricos". Una lección que a Jérôme Kerviel nadie se acordó de enseñarle en la facultad de Economía.

Experiencias de Canadá para Colombia
¿El libre comercio ha cumplido con su promesa?

Mario Alejandro Valencia
Recalca


El 2 de enero de 1.988 Canadá y Estados Unidos firmaron un Tratado de Libre Comercio. Se trataba en este caso de naciones desarrolladas cuyos gobiernos prometían, a la luz de las recientes teorías, que el libre comercio generaría más y mejores trabajos, mejoraría los servicios públicos y daría un mayor nivel de vida para todos. Colombia suscribió años después, en 2.006, un TLC con Estados Unidos y espera firmar -en el más absoluto secreto- un TLC con Canadá, al que se oponen un importante sector del partido demócrata de ese país, por los vínculos del gobierno de Uribe con los grupos paramilitares y el narcotráfico, y por la perdida de empleos en Canadá.
En aquel entonces el gobierno canadiense prometió a su pueblo que el libre comercio impulsaría a su nación a una " nueva era de prosperidad ". 20 años después, el Centro Canadiense para Políticas Alternativas, una prestigiosa entidad de investigación y estudios económicos y sociales, publicó un estudio llamado ¿ El libre comercio ha cumplido con su promesa? , en el que analiza a quiénes ha beneficiado este acuerdo.
El estudio revela que el más poderoso grupo de empresarios canadienses, asociados en el Concejo Canadiense de Ejecutivos (CCE), ejercieron una enorme presión sobre el gobierno de Brian Mulroney, para que aceptara sentarse a negociar con Ronald Reagan. Pero ¿el TLC ha contribuido a mejorar la calidad de vida de sus habitantes? ¿Ha cumplido su promesa de prosperidad para todos? Los resultados de la investigación son bastante reveladores:
Un primer dato significativo muestra que las 150 empresas que conforman la CCE triplicaron su nivel de acumulación de riqueza desde 1.987 hasta 2.006 . Y ¿este aumento de riqueza se ha traducido en generación de más y mejores empleos? Pues bien, de 41 de estas compañías analizadas en el estudio, 28 redujeron sus salarios para un total de 205.062 empleados, al tiempo que aumentaron sus ingresos en 93.000 millones de dólares en este mismo periodo. Las tres empresas más grandes de Canadá redujeron su fuerza laboral de 87.626 trabajadores a 43.000, mientras aumentaron sus ingresos de 38.900 millones de dólares a 67.300 en 20 años.
Sorprendentemente, después del 'boom' petrolero de Alberta, las tres empresas petroleras más grandes de Canadá despidieron a 7.072 trabajadores, aún cuando sus ingresos se incrementaron 290%. En el sector manufacturero, donde se realiza la mayor parte del comercio, hay 100.000 empleos menos que en 1.987. Sus trabajadores han tenido que buscar empleos en otros sectores, principalmente servicios, con salarios más bajos. Finalmente, los ingresos combinados de las 41 compañías aumentaron 127% al pasar de 137.000 a 310.000 millones de dólares. Durante los 20 últimos años, redujeron su fuerza laboral en 118.482 trabajadores.
Según el estudio, tras la implementación del TLC, es la primera vez desde 1.914 que los salarios reales de los canadienses no han aumentado.
En conclusión, el estudio indica que los beneficios del crecimiento en los últimos 20 años en Canadá fueron cosechados por las grandes empresas y sus altos ejecutivos, quienes además vieron un enorme descenso en sus tasas de impuestos. Mientras tanto, la gran mayoría de los canadienses no prosperó con el libre comercio y, a pesar de tener que trabajar más duro y en condiciones más precarias, sus ingresos reales se han visto disminuidos. La promesa de una vida mejor para todos los canadienses se incumplió.
Esto ocurrió en Canadá, considerada una de las economías más industrializadas del mundo. No hay que hacer muchos esfuerzos para predecir lo que sucederá en Colombia si entra en vigencia el TLC con Estados Unidos.
Recientes estudios del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional revelan la precariedad de las condiciones laborales de los trabajadores colombianos. Los empresarios, ayudados por el establecimiento mediante dos reformas laborales (Ley 50 de 1990 y 789 de 2002), recibieron las herramientas necesarias para contratar y despedir a su antojo. El resultado: La Ley 50 eliminó 33.000 puestos de trabajo y sustituyó 225.000 empleos permanentes por temporales. Hoy el 56% del empleo en las 13 ciudades principales es informal. El número de trabajadores independientes pasó de 4 millones en 1994 a 6.7 millones en 2007. La industria no ha creado un solo empleo permanente en los últimos 14 años, en cambio se han eliminado 215.000 puestos.
Muchos trabajadores son contratados en las peores condiciones a través de las Cooperativas de Trabajo Asociado, lo que le permite a los empresarios ahorrarse un 37% en carga fiscal, y hasta el propio Departamento Nacional de Planeación acepta que la flexibilización laboral ha reducido los ingresos reales de los colombianos (Portafolio, 5 sep 06). El salario mínimo, devengado por cerca de 2 millones de personas no alcanza para suplir las necesidades básicas para vivir dignamente. Y en cuanto a la seguridad social las cifras no son menos dramáticas: cuatro millones de trabajadores no tienen cesantías, solamente a la mitad de los asalariados le alcanza para pensionarse y hay 3 millones de trabajadores sin Eps.
Todo esto ocurre al mismo tiempo que el gobierno muestra con gran orgullo como la tan ansiada inversión extranjera en Colombia batió todos los record esperados en 2007, gracias a la venta de la riqueza nacional al capital extranjero, con todas las garantías oficiales: estabilidad jurídica, reducción del impuesto de renta, zonas francas especiales, incentivos y subsidios; todo para el capital, nada para el trabajador.
Con la firma de los TLC el gobierno colombiano entregó y sigue entregando a su suerte el bienestar de sus trabajadores. El 'libre comercio', como demostró el caso canadiense, solo beneficia a las poderosas trasnacionales, que encuentran en nuestras naciones una forma eficiente de disminuir sus costos laborales . Ni siquiera el protocolo modificatorio nos beneficiará, pues este expresa el más estricto sentido proteccionista a los trabajadores estadounidenses. Si en el caso de Canadá que tiene un sindicalismo mas fuerte y un nivel de desarrollo mayor, los efectos sobre el empleo y el trabajo fueron devastadores, que podrá esperarse de un TLC suscrito con Colombia que sufre tantas debilidades como las señaladas atrás.
recalca@etb.net.co


Biocombustibles: “El mercado global: ente sin gente”


Luis E. Sabini Fernández
Ecoportal.net

Biocombustibles, agrocombustibles, necrocombustibles
Los bio-, mejor llamados por algunos necrocombustibles, procurando pagar con la misma moneda la jugada semántica de los grandes laboratorios, son el último alarido en inversiones.
Quienes han patentado aquella denominación están empleando la misma táctica que los laboratorios de ingeniería genética han llevado adelante, rebautizándose, pasado un primer momento de inconciencia semántica, biotecnológicos y usando la consigna “ciencias de la vida”. El calificativo bio-tecnología confunde en un único movimiento a las biotecnologías usadas por el hombre desde tiempo inmemorial, para hacer quesos, panes, vinos, con los recientes hallazgos tecnológicos para hacer transgénicos. Un salto cualitativo enorme que es abusivo designar del mismo modo.
Igualmente, “ciencias de la vida” es otro recurso propagandístico que nada dice en rigor, porque es mucha la ciencia conectada con “la vida” y con mayor precisión, tendría que denominarse “ciencias de la vida manipulada” o transgénica o genéticamente modificada. Pero eso es precisamente lo que quieren evitar, ¿no?
Con los necrocombustibles pasa exactamente lo mismo: se bautiza con un prefijo que significa “vida” el consumo maquínico –automotores– a costa de vida, precisamente.
En rigor, el prefijo “bio” aplicado a la política tendría que ir haciéndonos modificar esa carga semántica. Pero parece haber un cierto retardo para que las “verdades” sociales lleguen a los reductos de las “ciencias duras”.
De todos modos, con los necrocombustibles están claros los campos de fuerza planteados.
A su favor, Bush vanguardizando su expansión, Lula acordando un sitio preferencial para Brasil –país decano en tales combustibles– ante aquellas necesidades en expansión de EE.UU., y en el mercado local, el ingeniero Huergo, que ha llegado a afirmar, en una especie de necedad mezclada con miopía mental, que el calentamiento global es bienvenido porque aumenta el área sembrable con soja transgénica, y por último, más en general, el mercado, es decir inversores ávidos de negocios siempre novedosos.
En contra están ecologistas, investigadores y agrónomos que advierten que la expansión de cultivos para combustibles irá en desmedro inevitable de cultivos alimentarios, encareciendo desde ya la canasta de los pobres (ya hay carestía de maíz, nada menos, en México, su cuna), que la demanda de tal tipo de combustible es tan alta que desequilibrará toda oferta de cultivos, algo que por consiguiente alterará muchísimo el costo y el acceso de granos para alimentación humana.
El presidente Bush quiere, por ejemplo, unas 70 millones de hectáreas para plantar un pasto que, según informes que le han sido presentados, sería el de mayor rendimiento por unidad de energía, [1] sólo que hay que conseguir 70 millones de ha., y eso para obtener apenas el 5% del consumo actual de combustible en EE.UU., que es la primera etapa que Bush ha proclamado.
En general, el rendimiento para bioetanol y biodiesel es muy bajo respecto de los insumos energéticos que exige su obtención, [1] por lo cual, aun sin considerar cómo tal producción va a afectar, inevitablemente, el mercado de alimentos para humanos, desde ya resulta un pésimo negocio ambiental (aunque resulte brillante para especuladores y oportunistas que seguirán externalizando costos). George Monbiot, por ejemplo,[2] ha calculado que la emisión contaminante producida en la obtención del combustible proveniente de la palma aceitera excede la emisión de CO2 del mismísimo petróleo.
Entre los partidarios entusiastas de los necrocombustibles y los refractarios, hay algunos especímenes como Al Gore o la FAO que están, dicen estar, en el medio. Un medio peculiar: Gore acalla su conciencia advirtiendo el daño que presenta la perspectiva de una expansión avasallante de cultivos para proveer de energía a automotores que vaya en desmedro de alimentos para humanos, pero no se quiere perder el negocio, y en sus presentaciones se advierte el entusiasmo comercial. En el caso de la FAO, la organización dedicada a la agricultura y a la alimentación (en inglés: Food and Agriculture Organization) de la ONU, a la vista de las posiciones por momentos opuestas, que expresan sus documentos oficiales, debemos sacar en consecuencia que su orientación no es homogénea; en un momento, como pasó con la generalidad de las comisiones y organizaciones de la ONU, la FAO, con su director Jacques Diouf, se plegó a los laboratorios de ingeniería genética y junto con el PNUD, la OMS y el PMA extorsionaron a países refractarios a los OGMs;[3] sin embargo, ante el auge de los necrocombustibles la FAO ha criticado que ese desarrollo sea en desmedro –que entiende inevitable– de cultivos alimentarios. Más vale tarde...
Hay, empero, un elemento decisivo que diferencia a partidarios y refractarios: el ser humano. Veamos cómo trata “el mercado” esta cuestión.
“El mercado” se constituye por los inversores o los interesados en invertir. Son todos caballeros y damas, muy humanos, ellos. Se saludan, se sonríen. Parecen, propiamente, humanos. Sin embargo, uno retiene una sospecha.
Pasemos revista a un encuentro de inversores. Como tantos. En el caso que este cronista registra, el presentador del tema es Julio Rodríguez, al parecer figura clave de BGS Group, un ente “dedicado a detectar oportunidades de inversión” como dice su folletería, en tanto su nombre revela su inclinación cultural. El 22 de agosto cierra su alocución (en la Fundación Rojas) ponderando la existencia de “muchísimos factores para realzar, que no se trata de largarse a tontas y a locas”. Ser prudente, pontifica todo el tiempo… tener los diversos factores en cuenta: “el costo de la materia prima”, “el costo del proceso”, “el precio del mercado”, “el rendimiento por hectárea”, “también la escala tiene su prudencia”, “[…] en principio, es una muy buena oportunidad, los mercados lo están demostrando y la mayoría de los países […] las conclusiones para Argentina, señores, como dije hace un rato, aleluya, ojalá esto dure y nosotros sepamos aprovechar la ventaja […].”
Si revisamos los factores que estos consejos de sabia inversión repasan, no veremos en lugar alguno a los seres humanos. Salvo, claro, los interesados en invertir que se deben considerar seres humanísimos y excelentes. Pero la gente, la gente común, los que trabajan y viven a menudo en los lugares que van a ser arrasados por los monocultivos industriales, no aparecen en sitio alguno.
Tampoco aparecen los sectores sociales para quienes un aumento mínimo en los precios de alimentos básicos es una catástrofe.
Con lo cual podemos establecer una diferencia cierta y neta entre quienes andan a la búsqueda de mejores beneficios y son partidarios de los necrocombustibles como “la inversión de la hora” y quienes analizan el surgimiento de tales combustibles por su incidencia en el destino de los seres humanos, en sus labores y manutención diaria.
Se puede discutir mucho si la ecología, el pensamiento crítico, la izquierda política, constituyen formas de humanismo; personalmente considero que algunas de esas concepciones adolecen de deficiencias graves, que han ocasionado daño a los seres humanos de carne y hueso, pero de lo que no cabe duda es que el mercado es un antihumanismo neto y categórico.
Y que es desde “el mercado” que se promueve el auge de necrocombustibles. Si ello exige una mayor quimiquización de cultivos y suelos, no importa. Si esta operación afianza, todavía más el control de toda la circulación alimentaria en manos de poderosos despojando un poco más todavía de autonomía alimentaria a pequeños campesinos, no importa (mejor dicho, se habrá avanzado en un plan que hay que denominar campesinicidio). Si el auge de los necrocombustibles, bendecido por el mercado, “obliga” a los países metropolitanos a “usar” la periferia, como ya se perfila con el acuerdo Bush-Lula, tampoco importa. No es novedad.

* Luis E. Sabini FernándezDocente de Ecología y Derechos Humanos de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.Editor de la revista Futuros

Notas:
[1] Ese pasto otorgaría una disponibilidad energética de 1 a 4; es decir por cada unidad de energía que hay que aplicar para producirlo, se obtiene 4 unidades en forma de combustible. Otros vegetales presentan una relación no tan conveniente, 1 a 3, 1 a 2; con el maíz 1 a 1,5 y hasta puede resultar negativa. Como sucede con la palma aceitera, por ejemplo.
[2] “Peor que los combustibles fósiles”, futuros, no 10, Río de la Plata, otoño 2007.
[3] Véase la carta abierta a la FAO de Lim Li Lin y Chee Yoke Heong en futuros,no 7, 2004/2005.

martes, 8 de enero de 2008


La anticooperación: los problemas del Sur no se resuelven con ayuda internacional

David Llistar i Bosch
Revista Pueblos

Aproximarse a los problemas del Sur Global sólo desde la perspectiva de la cooperación oficial al desarrollo y no considerar los demás tentáculos de la actuación exterior es un error de falta de visión global y una irresponsabilidad cuyos efectos suelen ser criminales. Tentáculos como CESCE y los créditos condicionados, la contribución a las instituciones financieras multilaterales, la responsabilidad ambiental transnacional, el control migratorio, los paraísos financieros o el secretismo bancario, la venta de armas o los acuerdos comerciales... deben ser incluidos en el análisis y en las actuaciones por delante de cualquier filantropía, proceda ésta de donde proceda.En el presente artículo presentaremos la noción de “anticooperación” Norte-Sur y apuntaremos algunos de sus principales mecanismos. Las hipótesis de partida serán tres: que la mayoría de contextos en los que viven los habitantes del Sur Global dependen, en gran medida y en grado creciente, de decisiones y actitudes de habitantes del Norte Global; que lo que llamamos ayuda Norte-Sur (o “cooperación al desarrollo”) es una contribución positiva mucho menor que las contribuciones negativas que recibe el Sur Global desde el Norte Global; que la mayoría de estas contribuciones negativas se producen como consecuencia de la lógica de empresas y Estados que quieren crecer y asegurarse recursos y mercados.Conectividad Norte-SurUsted y yo estamos realmente muy bien conectados con el Sur. Estamos sutilmente conectados con un campesino sin tierra de Nicaragua a través de nuestras tazas de café. Con un nigeriano cuando calentamos la cafetera con gas natural. Con un ecuatoguineano cuando arrancamos nuestro automóvil. Con un indígena indonesio al comprar en Ikea. O con un emigrante magrebí al votar a un partido que favorece su monarquía totalitaria. La globalización no es ninguna broma. Habitantes de distintos continentes interconectados, economías interconectadas, políticas interiores de unos Estados condicionadas por políticas de terceros, guerras contra población civil por intereses geoestratégicos de lobbies lejanos... Un sinfín de relaciones inter y transnacionales definidas principalmente por una dinámica específica: la del capitalismo expandiéndose mundialmente. Una expansión que se produce en forma de sucesión de olas que impactan y transforman los pueblos de la periferia a menudo violentamente, y que han sido producidas desde un foco situado en los países intensivos en capital (Estados Unidos, Unión Europea, Japón).Cada vez importa menos la distancia. Dada la compleja trama de hilos que atan las distintas realidades a escala planetaria creer que la ayuda al desarrollo pueda contrarrestar la telaraña de hilos de diversa naturaleza que coartan la libertad de los habitantes del Sur pierde total sentido. ¿No deberíamos cambiar entonces de paradigma? ¿Trascender estrategias ya obsoletas? Cooperar a través de no anticooperar puede resultar mucho más eficaz. Ayudar a través de no destruir.La “anticooperación”En este contexto de profunda globalización se hace conveniente definir todo aquello que interfiera negativamente sobre los pueblos empobrecidos. Si la cooperación al desarrollo se refiere a toda actuación del Norte que comporte (al menos teóricamente) un beneficio para el Sur, es lógico definir la “anticooperación” como todo lo contrario, como toda aquella actuación realizada en y desde el Norte cuyos efectos sean directa o indirectamente perniciosos para el Sur. Por ejemplo, el consumo a gran escala de carburantes cuyo origen proceda de enormes plantaciones de palma africana o caña de azúcar de países tropicales, la ocupación de Iraq por parte de Estados Unidos, el Reino Unido y sus aliados o la emisión de gases de efecto invernadero.Algunas organizaciones dedicadas al desarrollo han superado el asistencialismo, incluso sustituyendo parte de su actividad como canalizadores de dinero y personal técnico por actuaciones de sensibilización, denuncia y presión hacia algunas causas estructurales del “subdesarrollo” del Sur (deuda externa [1], comercio internacional desigual, militarización, destrucción del medio ambiente...). Algunas agencias de financiación han empezado a entender tímidamente que tales actuaciones son convenientes. Sin embargo no existe en el ideario de los primeros ni de los segundos un mapa integral de las causas de la pobreza originadas por el Norte ni una evaluación comparada de la importancia relativa de cada una de estas causas y mucho menos de los mecanismos transnacionales que producen anticooperación.Este artículo adelanta algunos apuntes de un estudio mucho más amplio sobre la “anticooperación Norte-Sur” que será publicado próximamente por el Observatorio de la Deuda en la Globalización y cuyo objetivo ha sido el de mapear dichas “relaciones fatales” en su justa medida. Así pues, en el análisis integral de las distintas interferencias negativas que ejerce el Norte sobre el Sur, el estudio detecta hasta 9 grandes dimensiones de la anticooperación. Es decir, 9 esferas a través de las cuales se transmiten distintas fuerzas que compiten simultánea y antagónicamente contra una supuesta ayuda internacional desinteresada (ver el diagrama). Se trata de las anticooperaciones tecno-productiva, financiera, comercial, militar, diplomática, migratoria, ambiental, simbólica y “solidaria”. Las definimos a continuación: Anticooperación tecno-productiva Producida por cualquier mecanismo Norte-Sur que involucre la creación de tecnologías y redes productivas globales orientadas al consumo y la producción de la clase consumidora mundial, en lugar de estar orientadas a las necesidades de la mayoría de la población mundial (redes de infraestructuras de transporte, de energía, de agua...) Anticooperación financiera Cualquier acción producida por mecanismos de tipo financiero transnacional con origen en el Norte que interfiera negativamente en los sistemas financieros de los países del Sur, o bien, en otros ámbitos de la vida del Sur Global, sean económicos, políticos, ambientales u otros. Los principales son la deuda externa como aspiradora de capital, la deuda externa como palanca geopolítica, la desviación de depósitos de las elites del Sur a bancos del Norte y los fondos de inversión especulativos de origen central, que invierten en valores del Sur que a menudo provocan costosas crisis financieras. Anticooperación comercial Se produce mediante aquellos mecanismos controlados desde los centros de decisión del Norte que actúan en el comercio internacional y que tienen nefastos impactos en las poblaciones del Sur, por ejemplo en su seguridad alimentaria. Comercio internacional de todo aquello que el capitalismo concibe como mercancia (alimentos, energía, manufacturas, conocimiento, servicios diversos...), incluidos recursos que pueden ser también derechos básicos de las personas (agua, educación, salud, electricidad...). El dúmping, las patentes y el sistema de organizaciones internacionales que obligan a desproteger las economías locales son ejemplos de dichos mecanismos. Anticooperación diplomática Se produce mediante distintos dispositivos implementados por los Estados (principalmente los del Norte) en su actuación exterior en el Sur, para influir, condicionar, interceptar y financiar operaciones que puedan beneficiarlos en detrimento de las poblaciones de los países en que actúan. El sistema de embajadas, consulados, oficinas comerciales y de cooperación, los sistemas de espionaje, por un lado, y por el otro, la participación en distintos organismos internacionales. Anticooperación ambiental Provocada tanto por actitudes como por decisiones políticas o empresariales en el Norte, que se transmiten al Sur en forma de interferencia ambiental desastrosa, como por ejemplo el calentamiento global. Diferentes fenómenos ambientales Norte-Sur que justamente han estado y son los generadores de la llamada ‘deuda ecológica’ (emisión de gases de efecto invernadero, contaminación y pasivos ambientales, biopiratería, etc). Anticooperación en el movimiento de personas Se la puede definir como el conjunto de todos los mecanismos aplicados desde el Norte para filtrar selectivamente a aquellas personas de países del Sur que sean funcionales a las sociedades del Norte, al mismo tiempo que se bloquea la entrada al resto, independientemente de que tengan grandes necesidades. Así mismo debemos incluir otros fenómenos masivos que tienen que ver con el movimiento de personas del Norte Global por motivos que no son la supervivencia sino el ocio y que empiezan a tener un impacto en todo caso discutible sobre el Sur Global: el turismo internacional. Anticooperación simbólica Podemos definirla como el resultado de la manipulación de todo tipo de símbolos desde el Norte cuando al ser transmitidos al Sur afectan negativamente a su población. Símbolos encapsulados en soportes que van desde películas y telenovelas, hasta sistemas educativos, carreras universitarias, doctrinas y/o informes supuestamente científicos, doctrinas de fe y/o sermones religiosos, noticias manipuladas o en la publicidad. Anticooperación “solidaria” Se define como el conjunto de aquellas actuaciones de ayuda internacional al desarrollo o simplemente catalogadas retóricamente como cooperación internacional, determinadas por actores del Norte (agencias estatales, ONG, fundaciones empresariales, QUANGOs,..), cuyos resultados sean infaustos para las poblaciones del Sur. Ello sucede por ejemplo en las ayudas condicionadas a Políticas de Ajuste Estructural o a aquellas dirigidas a objetivos comerciales, geopolíticos o de imagen del donante [2]. Anticooperación militar Es el conjunto de interferencias Norte-Sur que implican el uso de la violencia, o la posibilidad de desencadenarla o acentuarla. Incluye también el suministro de medios de todo tipo para el ejercicio de la violencia en el Sur, aunque aparentemente el conflicto no involucre actores del Norte.Unas y otras formas de anticooperación están interrelacionadas, incluso coordinadas bajo una misma lógica de fondo. Se originan principalmente en la necesidad del Norte de controlar nuevos y mayores recursos materiales, hídricos o energéticos en el Sur, asegurar los que ya se encuentran bajo su control, y finalmente, acceder y controlar los mercados emergentes como plataforma para expandirse.Por ejemplo, la generación de deuda externa tiene su relación en instrumentos previstos por los gobiernos del Norte para favorecer la internacionalización de sus empresas transnacionales ante la competencia capitalista internacional. Por ese lado, deuda externa, inversión extranjera y comercio internacional, están por lo tanto orgánicamente interrelacionadas.Otro ejemplo es el de la propia AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo), muchas veces condicionada a intereses de mercado o geoestratégicos como los que se ponen en juego para complacer a países que deben asegurar el suministro de ciertas materias primas estratégicas como el gas, el petróleo o algunos minerales que son clave para la vida de los ricos. ¿Por qué sino existe tanta coincidencia entre los intereses geoestratégicos de los países del Norte y los flujos de ayuda internacional?La teoría de la vacaUna parábola resume la suma de nuestras relaciones con las poblaciones del Sur: el granjero industrial que ofrece pienso a la vaca no está precisamente cooperando con la vaca a pesar del pienso que le regala, sino que la explota para vender su leche y su carne con fines económicos generalmente egoístas. Es una relación de dominación y de explotación aunque a la vaca le guste el pienso.La visión que nosotros tenemos, a menudo inocentemente, se concentra en recoger y desplazar algunos recursos (dinero, tecnología, alimentos,..) desde un enfoque de solidaridad, pero no ve o no quiere ver otros mecanismos que hacen que la vaca no pueda cambiar su condición. Cooperar no sólo debe significar la creación de dicho flujo de solidaridad, sino oponernos enérgicamente a flujos mucho más potentes que paralelamente están desplegados sobre las desangradas economías del Sur y que perpetúan la situación inmoral de nuestros hermanos africanos, latinoamericanos o asiáticos. Es decir, investigar las causas, divulgarlas y presionar a los actores que entre nosotros/as anticooperan.
David Llistar i Bosch es coordinador del Observatorio de la Deuda en la Globalización/Càtedra UNESCO de Sostenibilitat de la Universitat Politècnica de Catalunya. Esta artículo ha sido publicado en el nº 29 de la revista Pueblos, diciembre de 2007.
Notas
[1] Por ejemplo, si comparamos el servicio de la deuda externa que los países del Sur enviaron a los del Norte con la ayuda oficial que recibieron de estos, nos damos cuenta de que el Sur envía mucho más dinero del que recibe. En el año 2000 por citar una fecha especialmente significativo, la relación fue 7 a 1.
[2] Ver. D.Llistar, “¿Por qué al Norte le gusta “ayudar”?”, Revista Viento Sur, 90, Febrero 2007: www.vientosur.info