Por: dw-world.de
Vandana Shiva, conocida activista india, sostiene que los países del G8 proporcionan a corporaciones multinacionales acceso al mercado de monopolio y llevan a miles de agricultores indios al suicidio a base de proteger las leyes sobre semillas y de propiedad intelectual.
La doctora Vandana Shiva es física, ecologista, activista y escritora. Además, ha fundado Navdanya, un movimiento a favor de la conservación de la biodiversidad y de los derechos de los agricultores, en la India. También es directora de "Research Foundation for Science, Technology and Natural Resource Policy" (Fundación de Investigación de Políticas Científicas, Tecnológicas y Ecológicas).
Las mayores amenazas que presenta la globalización son la "cosificación" y la privatización del planeta.
Los Acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), firmados en la Ronda de Urugay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1996, se convirtieron en un punto de inflexión en el proceso de propiedad intelectual a través de la privatización de formas de vida y biodiversidad.
Los acuerdos ADPIC no sólo globalizaron geográficamente las leyes de derechos de propiedad intelectual, sino que también eliminaron las fronteras éticas, patentando formas de vida y biodiversidad. Organismos vivientes y formas de vida que se generan por sí mismas, incluyendo semillas, fueron redefinidas como máquinas y artefactos inventados y fabricados por los que las patentan.
A los titulares de las patentes se les otorgó el derecho monopolístico para evitar que otros produjeran, utilizaran o vendieran semillas. El ahorro de semillas por parte de los agricultores ha pasado de ser una "tarea sagrada" a un acto criminal de robo de "propiedad". El artículo 27.3 (b) de los acuerdos ADPIC, que hace referencia a las patentes sobre recursos vivos, fue introducido prácticamente a la fuerza por las empresas de ciencias biológicas para poder coronarse como las reinas de la vida.
Patentando la vida
La firma de los acuerdos ADPIC ha traído como consecuencia el hecho de que compañías del sector químico de todo el mundo hayan comprado empresas bioquímicas y semilleros, reivindicando patentes sobre genes, semillas, plantas y animales.
El 80% de las semillas modificadas genéticamente que se plantan son propiedad intelectual de Monsanto. La empresa agrícola también posee patentes sobre una amplia gama de algodones, mostazas y soja, es decir, de semillas que Monsanto no ha "inventado" ni "creado", sino que han ido evolucionando a lo largo de siglos de innovación gracias a que los agricultores confiaron en la biodiversidad natural.
Una de las consecuencias de la globalización es que corporaciones como Monsanto se hayan hecho con el monopolio de las semillas. Estas empresas entraron por primera vez en la India a través de semillas de algodón híbridas y después con semillas de algodón Bt transgénicas, resistentes a los insectos. Las semillas de alto coste, que no son ni renovables ni fiables, hacen pasar difíciles apuros a los agricultores indios, llevando a miles a suicidarse. Las cifras oficiales del Gobierno, que se hicieron públicas en un debate parlamentario en 2006, ascienden a 150.000 suicidios la pasada década. El "cinturón del suicidio" coincide con las regiones en las que empresas como Monsanto han asentado sus monopolios.
Vandana Shiva, conocida activista india, sostiene que los países del G8 proporcionan a corporaciones multinacionales acceso al mercado de monopolio y llevan a miles de agricultores indios al suicidio a base de proteger las leyes sobre semillas y de propiedad intelectual.
La doctora Vandana Shiva es física, ecologista, activista y escritora. Además, ha fundado Navdanya, un movimiento a favor de la conservación de la biodiversidad y de los derechos de los agricultores, en la India. También es directora de "Research Foundation for Science, Technology and Natural Resource Policy" (Fundación de Investigación de Políticas Científicas, Tecnológicas y Ecológicas).
Las mayores amenazas que presenta la globalización son la "cosificación" y la privatización del planeta.
Los Acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), firmados en la Ronda de Urugay del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1996, se convirtieron en un punto de inflexión en el proceso de propiedad intelectual a través de la privatización de formas de vida y biodiversidad.
Los acuerdos ADPIC no sólo globalizaron geográficamente las leyes de derechos de propiedad intelectual, sino que también eliminaron las fronteras éticas, patentando formas de vida y biodiversidad. Organismos vivientes y formas de vida que se generan por sí mismas, incluyendo semillas, fueron redefinidas como máquinas y artefactos inventados y fabricados por los que las patentan.
A los titulares de las patentes se les otorgó el derecho monopolístico para evitar que otros produjeran, utilizaran o vendieran semillas. El ahorro de semillas por parte de los agricultores ha pasado de ser una "tarea sagrada" a un acto criminal de robo de "propiedad". El artículo 27.3 (b) de los acuerdos ADPIC, que hace referencia a las patentes sobre recursos vivos, fue introducido prácticamente a la fuerza por las empresas de ciencias biológicas para poder coronarse como las reinas de la vida.
Patentando la vida
La firma de los acuerdos ADPIC ha traído como consecuencia el hecho de que compañías del sector químico de todo el mundo hayan comprado empresas bioquímicas y semilleros, reivindicando patentes sobre genes, semillas, plantas y animales.
El 80% de las semillas modificadas genéticamente que se plantan son propiedad intelectual de Monsanto. La empresa agrícola también posee patentes sobre una amplia gama de algodones, mostazas y soja, es decir, de semillas que Monsanto no ha "inventado" ni "creado", sino que han ido evolucionando a lo largo de siglos de innovación gracias a que los agricultores confiaron en la biodiversidad natural.
Una de las consecuencias de la globalización es que corporaciones como Monsanto se hayan hecho con el monopolio de las semillas. Estas empresas entraron por primera vez en la India a través de semillas de algodón híbridas y después con semillas de algodón Bt transgénicas, resistentes a los insectos. Las semillas de alto coste, que no son ni renovables ni fiables, hacen pasar difíciles apuros a los agricultores indios, llevando a miles a suicidarse. Las cifras oficiales del Gobierno, que se hicieron públicas en un debate parlamentario en 2006, ascienden a 150.000 suicidios la pasada década. El "cinturón del suicidio" coincide con las regiones en las que empresas como Monsanto han asentado sus monopolios.
El G8 promueve los mercados monopolistas.
Y, sin embargo, en lugar de promover el acceso a semillas para todos los agricultores y el acceso a medicinas para todas las personas, el G8 está fomentando que las grandes corporaciones, que también son los gigantes de la biotecnología de las semillas, monopolicen el mercado.
Las prioridades para el G8, tal y como ha anunciado el asesor personal de la Canciller, hacen repetida mención a la promoción de derechos de propiedad intelectual reforzados para las empresas, haciendo caso omiso de las consecuencias que las patentes sobre semillas tienen para los agricultores. El comunicado sobre las prioridades reza como sigue:
"La innovación es el fundamento del bienestar en las sociedades del conocimiento. La protección de la innovación, sobre todo en las relaciones comerciales y de inversiones a nivel internacional, desempeña un papel decisivo para la voluntad de invertir en investigación y desarrollo. Vemos la necesidad de actuar, especialmente en el marco de la mejora de las cooperaciones internacionales, para implementar derechos de propiedad intelectual en la lucha contra la piratería de marcas y productos."
No se hace mención alguna a la biopiratería como parte de los derechos de propiedad intelectual. Se asume que las patentes de productos son un derecho, mientras que las patentes de procesos son consideradas "piratería de productos". Esto constituye un apoyo directo a los monopolios corporativos de semillas.
El G8, en lugar de comprometerse a llevar a cabo la pendiente revisión de los acuerdos ADPIC, ha establecido como prioridad la firma de nuevos acuerdos para imponer monopolios y patentes que favorecen a las corporaciones.
Si los acuerdos ADPIC han matado a cientos de miles de agricultores en la India a base de negarles las semillas, ¿cuánta más violencia desatará una versión extendida de los mismos, dirigida por el G8, en el Tercer Mundo? Los derechos de propiedad intelectual corporativos se han convertido en una amenaza para la supervivencia de los más pobres.
Las prioridades para el G8, tal y como ha anunciado el asesor personal de la Canciller, hacen repetida mención a la promoción de derechos de propiedad intelectual reforzados para las empresas, haciendo caso omiso de las consecuencias que las patentes sobre semillas tienen para los agricultores. El comunicado sobre las prioridades reza como sigue:
"La innovación es el fundamento del bienestar en las sociedades del conocimiento. La protección de la innovación, sobre todo en las relaciones comerciales y de inversiones a nivel internacional, desempeña un papel decisivo para la voluntad de invertir en investigación y desarrollo. Vemos la necesidad de actuar, especialmente en el marco de la mejora de las cooperaciones internacionales, para implementar derechos de propiedad intelectual en la lucha contra la piratería de marcas y productos."
No se hace mención alguna a la biopiratería como parte de los derechos de propiedad intelectual. Se asume que las patentes de productos son un derecho, mientras que las patentes de procesos son consideradas "piratería de productos". Esto constituye un apoyo directo a los monopolios corporativos de semillas.
El G8, en lugar de comprometerse a llevar a cabo la pendiente revisión de los acuerdos ADPIC, ha establecido como prioridad la firma de nuevos acuerdos para imponer monopolios y patentes que favorecen a las corporaciones.
Si los acuerdos ADPIC han matado a cientos de miles de agricultores en la India a base de negarles las semillas, ¿cuánta más violencia desatará una versión extendida de los mismos, dirigida por el G8, en el Tercer Mundo? Los derechos de propiedad intelectual corporativos se han convertido en una amenaza para la supervivencia de los más pobres.